El acceso a agua potable es un derecho esencial y una necesidad urgente en muchas regiones del mundo. A través del programa Agua Solidaria, desde BUSF trabajamos para garantizar el consumo de agua segura en comunidades vulnerables, mejorando su calidad de vida y fortaleciendo su resiliencia ante emergencias.
En numerosas comunidades rurales de países en desarrollo, la falta de acceso a un suministro de agua potable es un problema crónico que afecta gravemente la salud y el bienestar de sus habitantes. La dependencia de fuentes de agua contaminada aumenta los índices de mortalidad y enfermedades, especialmente entre niños, mujeres embarazadas y personas mayores. Este problema se agrava debido a la inexistencia de sistemas adecuados de saneamiento y gestión de residuos, lo que genera un entorno insalubre y poco apto para el desarrollo humano.
En contextos de emergencia, como desastres naturales, la situación se vuelve aún más crítica al quedar comprometidas las fuentes tradicionales de agua, lo que dificulta la supervivencia y la recuperación de las comunidades afectadas. Este desafío sanitario y social limita enormemente las oportunidades de desarrollo, perpetuando ciclos de pobreza y vulnerabilidad.
Los habitantes de las comunidades donde se implementan los proyectos, con un enfoque particular en niños, mujeres gestantes, personas mayores y otras poblaciones vulnerables que experimentan mejoras en su salud y calidad de vida.
Las regiones circundantes, gracias al efecto multiplicador de los proyectos, que suelen ser replicados o adaptados por autoridades locales y otras comunidades. También se beneficia el personal técnico y operario local, que obtiene capacitación y una nueva fuente de ingresos para sus familias.