A través de nuestros proyectos de sanidad e infancia, trabajamos para proteger, cuidar y apoyar el desarrollo integral de los niños y niñas, especialmente en contextos de emergencia y vulnerabilidad.
Los niños y niñas son los más afectados por las consecuencias de una emergencia, enfrentando traumas psicológicos, desnutrición, falta de acceso a agua potable y condiciones de vida inadecuadas. Estos factores impactan profundamente en su desarrollo físico, emocional y educativo.
Tras una catástrofe natural, es común que las infraestructuras educativas y sanitarias queden destruidas, interrumpiendo su educación y dejando a las familias sin acceso a servicios básicos. Pero la vulnerabilidad infantil no se limita a situaciones de emergencia, en muchas regiones los más pequeños viven en un estado de precariedad constante, enfrentando carencias de alimentos, atención médica y un entorno seguro donde crecer.
Además, las madres gestantes y los recién nacidos enfrentan grandes desafíos, como la falta de atención adecuada durante el parto o en los primeros meses de vida, debido a la insuficiencia de recursos y personal capacitado en las comunidades.
Los niños y niñas de 0 a 16 años, las madres gestantes y los recién nacidos que reciben atención médica y apoyo emocional.
Las comunidades en su conjunto, ya que el bienestar de los niños y niñas asegura un futuro más prometedor para las regiones donde intervenimos.